No importa si fue placentero o no, es un síntoma que incomoda a las personas que lo padecen.
Luego de mantener relaciones ¿algo inunda tus emociones, no puedes explicarlo con palabras, solo con lágrimas?. Esa extraña sensación se denomina “distrofia postcoital” y se refiere al sentimiento de angustia que aparece en algunas personas luego de una actividad sexual. Esta sensación de tristeza puede aparecer, también, tras un orgasmo alcanzado por la masturbación. Otra forma de referirse a ella es “tristeza postcoital”; su terminología disforia proviene como oposición al término euforia.
No importa qué tan bueno o malo haya sido el encuentro, la angustia que trae incomoda a quien lo padece durante unos minutos después del orgasmo.
La “disforia postcoital” puede aparecer luego de una relación sexual poco satisfactoria, o al contrario, de una muy placentera, ya que suele estar asociada a sentimientos de culpa vinculados al placer. Entonces “si la persona tiene creencias muy cerradas, religiosas por ejemplo, en las que sostiene que es pecado tener actividad sexual, es probable que aparezca el displacer, la culpa y la angustia después de una relación, independientemente de lo satisfactoria o no de la misma”, sostiene el psicólogo Claudio Pilot. “La aparición de estos síntomas no tiene relación directa con la percepción de la calidad de la relación sexual recién vivida sino más bien con un aspecto de índole personal o en su defecto de la dinámica de la pareja y su vinculación afectiva en algunos casos.
Según estudios e investigaciones se presenta más en mujeres que en hombres, pero es indistinto también el género”, aclara Romina Reta, psicóloga y docente.
¿Cómo saber si sufrimos de disforia postcoital?
Esta sensación puede ser muy sutil, todo depende de cada persona. Lo cierto es que puede durar unos pocos minutos, aunque existen casos en los que el vacío tras el orgasmo ha durado varias horas. “La disforia postcoital es un síndrome que implica la percepción de síntomas relacionados con la ansiedad, tristeza, angustia, autodesprecio, melancolía, inquietud, desasosiego, necesidad de huir, malestar y emociones negativas, inclusive irritabilidad o agresiones verbales luego de un encuentro sexual”.
¿Qué hacer?
Ya sea que se viva esta tristeza a nivel personal o que notemos que quien nos acompaña padece esta disforia, es bueno saber que con apoyo psicoterapéutico es posible notar mejoras.
“Hay que trabajar mucho en relación a la autoestima y la autovaloración, y fundamentalmente con las creencias e ideas irracionales en torno a la sexualidad. Ya que es común que esta disforia sea producto de una educación restrictiva y religiosa, que ve como “pecado” el placer sexual y genera sentimientos de culpa en las personas que lo sientan. Por eso es muy importante la Educación Sexual Integral desde temprano, para ir incorporando ideas y conceptos científicos en torno a la sexualidad”, dice el psicólogo Claudio Pilot.
Por su parte, Romina Reta, psicóloga y docente, sostiene que los tratamientos para abordar esta disforia son “terapias de apoyo psicológico, individual inicialmente con la posibilidad de hacer partícipe a las pareja para hacerla parte de las posibles formas de resolución considerando que involucra una práctica sexual compartida. Otro tratamiento puede ser de índole sexológico en caso que se encuentre alguna causa orgánica que pueda estar interfiriendo en el desarrollo de la disforia, aunque la mayor de las veces es plenamente emocional”.