El AUV también cuenta con un filtro para recolectar ADN del entorno, conocido como “eDNA”, mientras nada. Las partículas de eDNA se pueden enviar a un laboratorio para secuenciarlas y determinar qué especies viven en el cuerpo de agua.
Los estudiantes de ingeniería de la ETH Zurich, en Suiza, están trabajando arduamente en robots de última generación que pueden cambiar la forma en que se estudian los océanos del mundo.
El pez robótico «Eve» balancea su cola de silicona de un lado a otro, impulsada por bombas ocultas en su interior, mientras se desliza con fluidez por las frías aguas del lago de Zúrich, donde está siendo probado por SURF-eDNA. El grupo dirigido por estudiantes ha pasado los últimos dos años construyendo un banco de peces robóticos blandos, del que Eve es el último.
La capacidad de «Eve» de camuflarse como pez no es su única utilidad. El vehículo submarino autónomo (AUV) también está equipado con una cámara para filmar bajo el agua y un sonar que, cuando se combina con un algoritmo, le permite evitar obstáculos.
El AUV también cuenta con un filtro para recolectar ADN del entorno, conocido como “eDNA”, mientras nada. Las partículas de eDNA se pueden enviar a un laboratorio para secuenciarlas y determinar qué especies viven en el cuerpo de agua.
Fuente: CNN