El Premio Nobel de Química 2019 distinguió a John B. Goodenough, M. Stanley Whittingham y Akira Yoshino por el desarrollo de las baterías de ion litio, el ingenio que hoy alimenta desde nuestros teléfonos móviles a los coches eléctricos. Pero a pesar de que esta tecnología desarrollada en los años 80 continúa hoy vigente, los investigadores trabajan en la búsqueda de nuevas fuentes de energía portátil que superen las limitaciones actuales para proporcionar mayor autonomía y una carga más rápida.
Este podría ser el año de confirmación del próximo paso: las baterías de ion litio de estado sólido, que sustituyen el electrolito líquido o en gel por uno sólido. Se trata de un campo en desarrollo desde hace años, pero que aún no ha logrado el despegue. Según la revista “Nature”, durante los Juegos Olímpicos de Tokio la compañía Toyota presentará un coche alimentado por este sistema. Las baterías de estado sólido pueden almacenar 2,5 veces más energía, tienen una vida más larga y evitan los compuestos tóxicos y el riesgo de explosión de las actuales. Por el momento, su inconveniente es el alto precio.